DENVER — Pocas semanas después de que Caleb Martin comenzara a jugar con los Miami Heat, aún no tenía mucho capital social con sus compañeros de equipo. Pero durante la mayor parte de su carrera había sido un jugador suplente, así que sabía que era importante llevarse bien con las estrellas, y, sin duda, Jimmy Butler —seis veces seleccionado al Juego de las Estrellas y máximo anotador del equipo— era la figura más grande de Miami.
Martin había escuchado que Butler tenía una personalidad agresiva, que era conocido por gritarles a sus compañeros y entrenadores. Pero durante un juego improvisado en sus primeros días, Martin no pensó en las posibles consecuencias de molestar a Butler. Hizo un movimiento justo cuando le daba un pase y el balón salió de la cancha. Martin se dio cuenta de que Butler estaba frustrado. Se le acercó y le dijo: “Lo que sea que te parezca un problema, ven y dímelo”.
Por una fracción de segundo, Martin se preguntó si su audacia molestaría a Butler. Ni siquiera tenía un contrato de tiempo completo en la NBA todavía. Pero no fue así.
“No lo vio como una falta de respeto ni nada por el estilo”, dijo Martin. “Así como les impone responsabilidad a otras personas, también se somete a ella. Es recíproco. Acepta la retroalimentación”.
La reputación de Butler de ser impetuoso y agresivo no carece de mérito y muchas veces ha señalado los errores de Martin. Butler no le rehúye a ventilar sus quejas, a gritar en las charlas de equipo, a los oponentes o, en ocasiones, al vacío. Y es igual de ruidoso cuando intenta motivar.
El rival del Heat en las finales de la NBA, los Nuggets de Denver, tiene a Nikola Jokic, un tipo de líder distinto que es más tranquilo. No pronuncia discursos ni regaña a sus compañeros de equipo y rara vez muestra mucha emoción durante los juegos.
Sus estilos contrastantes ilustran ideas que los expertos en liderazgo han destacado durante décadas. El espíritu subyacente en ambos jugadores parece importar más que la manera en que se manifiesta su liderazgo.
“Es un gran ejemplo de cómo evitar el concepto estático de: ‘¿qué significa ser el mejor tipo de líder?’”, dijo Peter Bregman, escritor y asesor ejecutivo que trabaja con líderes de grandes corporaciones. “Porque tienes dos personas completamente diferentes que lideran de maneras muy muy distintas y con la misma eficacia. Por lo tanto, eso traiciona un poco el concepto de que hay una mejor manera de hacer esto”.
El baloncesto profesional ofrece una guía útil para comprender mejor el liderazgo. Los mejores jugadores de la NBA toman decisiones en fracciones de segundo frente a miles de personas presentes en vivo y millones más que los ven por televisión. Sus acciones fuera de la cancha son analizadas y, a veces, se les culpa por los errores de sus compañeros. Pero, sin importar los resultados de sus decisiones, al día siguiente deben volver a liderar a las mismas personas.
Cuando se les pregunta a los jugadores de los Nuggets sobre el estilo de Jokic, afirman que lidera con el ejemplo más que con las palabras.
“Es profesional en todos los aspectos del juego”, dijo el escolta de los Nuggets Kentavious Caldwell-Pope. “Solo ver eso, verlo en la cancha, hace que todos quieran jugar baloncesto con él y quieran jugar mejor”.
Cuando se les pregunta a los compañeros de equipo de Butler sobre su liderazgo, aluden al lado arriesgado de su personalidad, pero ese aspecto proviene de una pasión que pueden entender. Dicen que Butler hace que las personas rindan cuentas, pero su objetivo colectivo —ser el mejor equipo de la NBA— está claro en las críticas de Butler.
También acepta la responsabilidad que conlleva ser el líder del equipo.
“Él hará lo que sea por ti”, aseguró Cody Zeller, pívot de los Heat de Miami.
Algunos académicos podrían explicar esas diferencias usando un lenguaje de liderazgo centrado en la diferencia entre tareas y relaciones. Afsaneh Nahavandi, profesora de administración en la Universidad de San Diego, ve a Butler como un líder más orientado a las tareas y a Jokic como un líder más orientado a las relaciones.
“Cada líder tiene algo que hacer, así que todos tienen una tarea en mente”, dijo Nahavandi. “Pero ¿lo abordas impulsando la tarea y a las personas? ¿O lo abordas a través de una actitud centrada en dejar que las personas desarrollen sus propios proyectos y se concentren para asegurarte de que estén felices?”.
Esa tendencia en el liderazgo fue analizada en los años sesenta por el psicólogo Fred Fiedler, que estudió el liderazgo en los jugadores de baloncesto de instituto. El baloncesto ofrecía un espacio para entender cómo un grupo de personas que debían realizar juntas una tarea respondía a diferentes estilos de liderazgo.
Fiedler también descubrió que el éxito de los líderes depende, en gran medida, de su entorno.
El estilo de Butler no ha funcionado en todas partes. Cuando jugaba en los Minnesota Timberwolves, sus compañeros no respondieron bien a su carácter exigente, y Butler dejó el equipo tras insistir en un traspaso.
Pero, en Miami, la cultura del Heat exige excelencia, compromiso y resistencia.
“Mi estilo de liderazgo funciona aquí”, afirmó Butler, entrecomillando con un gesto de manos cuando dijo “liderazgo”. Y añadió: “En realidad es como tener a la pareja perfecta. Me encanta estar aquí”.
En ocasiones, el estilo de Butler provoca explosiones, como en marzo de 2022, cuando Butler y el entrenador del Heat, Erik Spoelstra, se gritaron durante un partido y otros jugadores tuvieron que separarlos. Hoy, Spoelstra habla de Butler con respeto.
“No quiero que se disculpe nunca por ser quién es y por cómo aborda la competencia”, dijo Spoelstra. “Es intenso. No es para todos y no somos para todos. Por eso pensamos que es como un matrimonio increíble. Nunca lo juzgamos por eso. Él no nos juzga por lo locos que nos ponemos”.
Los Nuggets también exigen excelencia, pero el lenguaje que usan suele ser más suave. Les gusta hablar de su naturaleza colaborativa.
“Tenemos muchachos que entienden que ser humilde es una gran parte de ser un Nugget de Denver”, dijo el entrenador, Michael Malone. Y agregó: “Debes tener tipos que se lleven bien, en la cancha, fuera de la cancha, y que se apoyen y compartan un objetivo común”.
Alude a una cultura en la que podría funcionar un estilo menos confrontacional, como el que adopta Jokic.
Los compañeros de equipo de Jokic parecen responder bien a esa forma más tranquila de liderazgo, aunque algunos han tratado de ayudarlo a canalizar un comportamiento más imperioso.
DeAndre Jordan, un jugador con 15 años en la liga, apartó a Jokic durante el campamento de entrenamiento para alentarlo a que fuera más expresivo.
“Al principio me dijo: ‘Hermano, yo no hago eso. Tú tienes que hacerlo’”, dijo Jordan.
Pero Jordan y otros veteranos siguieron animándolo para que se expresara. A los pocos meses de empezar la temporada, vieron que empezaba a imponerse más en las reuniones y a dar su opinión a sus compañeros. Sin embargo, no va más allá de lo que le hace sentir cómodo.
“No queremos que sea alguien que no es”, dijo Jordan. “Estoy seguro de que él tampoco quiere serlo”.
Aunque Jokic y Butler tienen estilos muy diferentes, se han ganado la confianza de sus compañeros.
Chris Adkins notó indicios sobre cómo desarrollaron esa confianza cuando vio algunas de sus entrevistas. Adkins, director académico de desarrollo de liderazgo en la Facultad de Negocios Mendoza de la Universidad de Notre Dame, detectó durante su investigación que “la capacidad, la benevolencia y la integridad” son tres componentes esenciales para fomentar la confianza.
“Sus jugadores parecen creer en eso, ya sea que se trate de un enfoque más expresivo o más silencioso, porque en el fondo saben que esa persona tiene una gran capacidad, son congruentes con una gran integridad, practican lo que predican, predican con el ejemplo”, dijo Adkins. “Pero también están comprometidos con nosotros, no solo con su propio ego”.
Jokic es bien conocido por ser un jugador generoso: esta temporada ha dado 9,8 asistencias en promedio por partido. A menudo ha dicho que su filosofía del baloncesto se la transmitió un entrenador serbio que le dijo que cuando pasas el balón haces felices a dos personas, pero cuando anotas solo una es feliz. Cuando habla con los periodistas, evita atribuirse méritos y se apresura a elogiar a sus compañeros de equipo.
Butler creció en las afueras de Houston y fue expulsado de su casa cuando era adolescente. Después del bachillerato, con poco interés por parte de los grandes programas universitarios, pasó un año en un colegio universitario de Texas, antes de ir a Marquette. Aunque Butler da menos asistencias que Jokic, también juega con un estilo desinteresado e infunde confianza a sus compañeros.
Butler ha rechazado que a otros jugadores de los Heat se les llame “jugadores de rol”, diciendo que prefiere pensar en ellos como compañeros de equipo. Cuando se le preguntó si había estado demasiado pasivo en la derrota de los Heat en el primer partido, en el que solo anotó 13 puntos, Butler dijo que eso no había sucedido y que planeaba seguir buscando a sus compañeros durante toda la serie.
A los recién llegados a los Heat les puede tomar algo de tiempo entender cómo opera Butler.
Kyle Lowry se unió a los Heat en 2021, dos años después de la llegada de Butler. Lowry era un escolta seis veces seleccionado al Juego de las Estrellas que venía de un puesto de liderazgo en Toronto, que ganó un campeonato en 2019. Dejó en claro que amaba la pasión de Butler por ganar y su devoción a sus compañeros de equipo, pero también afirmó que su personalidad es “muy diferente”.
“Puede decir o hacer algunas cosas que te podrían hacer pensar: ‘Oh. Vaya’. Pero eso proviene de la mejor parte de su corazón”, dijo Lowry.
¿Cómo lo sabe?
“Estamos cerca de él todos los días”, dijo Lowry, antes de lanzar una indirecta con buen humor. “Desafortunadamente. Pero afortunadamente”.
Tania Ganguli ha cubierto la NBA para el Times desde 2021. Anteriormente, cubrió a los Lakers para The Los Angeles Times y una variedad de deportes para otros periódicos de todo el país. @TaniaGanguli